lunes, 21 de abril de 2014

Enfrentamiento huevero

La mona es un pan dulce y esponjoso al que se le da forma de animal y que suele decorarse con anisetes de colores y que, al menos por esta zona, suele estar destinado a los niños; por eso, aunque tradicionalmente se acompaña de un huevo duro con el tiempo este se ha venido sustituyendo por un huevo de chocolate, ¿qué es mejor?
Podeis encontrar la receta AQUÍ
Hay muchos huevos famosos. Está el huevo de Colón, los huevos de Fabergé, el archiconocido manda huevos de Federico Trillo, los huevos rotos de Lucio o los huevocartoon. Pero ahora, si hay unos huevos importantes, unos que son objeto de disputa, esos son los huevos de la mona de Pascua.
La mona es un dulce típico de Valencia y otras colindantes, que se elabora en semana santa  junto con los tradicionales pan quemaos y coques de panses i nous (cocas de pasas y nueces).

¡QUE COMIENCE LA DISPUTA!

SONIA - HUEVO DURO

Cuando eras pequeño, sabías que se acercaba la Pascua porque el recreo del colegio y los parques se llenaban de niños con combas cantando el "cocherito lerelé". Era un fenómeno inexplicable porque las cuerdas para saltar sólo aparecían en esa época y se esfumaban al terminar la Semana Santa. Lo mismo pasaba con las monas de Pascua. Salías a comerte la mona con tu cuerda bajo el brazo y lo único que deseabas era llegar, coger el huevo duro y buscar a alguien para estampárselo en la frente. Porque, amigos, el huevo duro se rompía así, siguiendo un método estricto que consistía en buscar a tu presa, levantarle el flequillo (si lo tenía), echar el brazo hacia atrás para coger impulso, hacer un amago de estamparlo y ver cómo cerraba los ojos con fuerza, ver su cara de asombro al ver que no se lo habías estampado y en ese momento de distracción: ¡zas en toda la frente! Después se repetía el proceso, pero contigo como víctima. 

Aún hoy sigo encontrando placer en estampar un huevo duro en la frente de alguien. Además que la combinación de mona con huevo es exquisita, digna de cualquier gurmé. Con el tiempo, he ido observando cómo desaparecían los huevos duros de las monas y lo difícil que es hoy en día encontrarlos. La última vez tuve que pedir expresamente que me reservaran una con huevo duro y mi asombro al ver que era un huevo duro tal cual, sin rastro de pintura, de color. ¿Cómo va a querer un niño un huevo duro con color de huevo duro? Normal que prefiera el kinder, que por lo menos lleva sorpresa. Antaño todos los huevos eran de colorines y lo más bonito era ver cómo esos colores se te quedaban pintados en la frente junto con algún anisete. 

Dicen que los jóvenes de hoy en día están perdiendo los valores esenciales y puedo afirmar que el cambio de huevo duro a huevo kinder ha influido en este hecho. ¿Cómo? Los niños actuales se comen la mona esperando una sorpresa, un juguete, es decir, sólo se comen la mona porque lleva un regalo con envoltura de chocolate (para más inri). ¡Qué valores son esos! Los niños de antaño disfrutaban con su mona por el mero hecho de ser Pascua, de estampar inocentemente el huevo duro fomentando así la cofraternización.

¡No dejemos que el chocolate nos confunda! ¡No deje que los jóvenes del huevo kinder dominen el mundo! ¡Exijan su huevo duro coloreado en la mona!


SILVIA- HUEVO DE CHOCOLATE

En el principio de los tiempos, cuando eran los padrinos los que te traían la mona al campo donde estabas de torrá (ni barbacoa ni nada, aquí se llama torrá) la mona de huevo duro consituía una merendola en toda regla. Una merienda 'deconstruída' casi, al estilo de la cocina de vanguardia ya que tenías tu pan dulce en una mano, el huevo duro en la otra y tu madre dándote longaniza de Pascua a espuertas. Una merienda salada riquísima, hay que reconocerlo. Pero, ¿ahora? ahora, paulatinamente, los adornos de chocolate que antaño se reducían a un par de bolitas junto con el pollito de turno (adoraba esos pollitos) han ido ganando terreno (¡¿cómo resistirse?!), primero se asediaron los alrededores a base de añadir más y más figuras de chocolate a la superficie y finalmente se conquistó ¡el castillo!, digo ¡el huevo! que fué sustituido por una réplica chocolateada, ¡ñam! Pero ese no fue el final pues en algunas arriesgadas confiterías, incluso el pan, la mona mona, ha sido conquistada por el chocolate convirtiéndose en una figuración hecha, completamente de dulces piezas de bombón.
Hasta yo reconozco que eso pierde por completo la esencia de la mona de Pascua, pero lo del huevo de chocolate es una dulce transición a mejor
Lo que antes era una merienda salada se convierte en una bien dulce lo cual tiene bastante más sentido y es mucho más divertido. El pan de la mona y el chocolate están hechos el uno para otro. Además, con un poco de suerte, el huevo de chocolate lleva un juguete. Eso es ya algo bueno para los niños pero, ¿y para los mayores que nos compramos las monas a hurtadillas diciendo que son para nuestros sobris aunque no tengamos ni hermanos? ¡es un plus de felicidad! "venía con la mona" es la mejor excusa para comerte un huevo kinder a los 30.
Por eso, reivindico la mona de huevo de chocolate, porque lo dulce llama a lo dulce, porque el chocolate siempre gana y porque, ¡me encanta!
 


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