domingo, 27 de abril de 2014

Receta rápida de bizcocho

Esta es una de esas recetas súper sencillas que lo mismo sirve de merienda (a mí me ha sacado más de una vez de un apuro con visitas inesperadas que se presentan a media tarde), de desayuno (ñam, ñam, ¡con acompañamientos como este hasta apetece levantarse temprano!) o como de postre (acompañado de un buen helado de vainilla, chocolate o nata, está de rechupete). 
Una de las ventajas de este bizcocho es que está hecho con ingredientes que todos tenemos en casa. Me dan rabia esas recetas que te piden limaduras de patata de Madagascar y carne de unicornio rosa. ¡Paso más tiempo buscando los ingredientes que en la cocina! pero seguro que tenéis todo esto en vuestra nevera:

 

- Un yogurt (bien natural o de limón. Si no teneis yogurt se puede sustituir por leche)

- Una medida con el vasito del yogurt de aceite (mejor de girasol para que no le robe el sabor)

- Un vaso de harina

- 1 sobre de Levadura 

- 2/3 de vaso de azúcar

- 2 huevos



 
PASO 1: Los secos
Tamizamos la harina con la levadura y lo dejamos en un bol. Con un sobre de levadura el bizcocho sube perfectamente. Yo tengo por costumbre usar 1/2 sobre de levadura y 1/2 de gaseosa y así evito que suba demasiado y se me rompa por arriba. Con la mezcla el bizcocho se queda llanito pero muy esponjoso.
 
PASO 2: Los líquidos
Por otro lado mezclamos los huevos, el azúcar, el aceite y el yogurt bien a mano (cuidando que el axúcar se integre del todo) o bien con la batidora. Una vez tenemos un batido de color melocotón y con espumita por encima se lo añadimos a la harina.
En este punto podemos añadirle por ejemplo almendra (con almendra molida está riquísimo y con trocitos más grandes también) o chocolate ( con chips de chocolate es una merienda de lujo. Y si lo queréis como postre podéis hacerle directamente una cobertura cuando lo saquéis del horno).


 
PASO 3. Ponerlo en un molde adecuado
Para los bizcochos venden unos moldes metálicos específicos, pero yo prefiero los de silicona ya que ni se pegan ni necesitan ser engrasados. Vertemos la mezcla en nuestro molde y...


PASO 4: ¡Al horno!
... lo metemos en una de las bandejas inferiores del horno a 180º durante unos 30 minutos. Ya sabéis que cada horno es un mundo así que si os animáis a prepararlo comprobad que está hecho por dentro con la técnica del palillo (lo pincháis y si sale sucio se deja un ratillo más, de lo contrario, está listo). 


PASO 5: ¡Comérselo!
Y nos comentaréis qué os parece ;)





lunes, 21 de abril de 2014

Enfrentamiento huevero

La mona es un pan dulce y esponjoso al que se le da forma de animal y que suele decorarse con anisetes de colores y que, al menos por esta zona, suele estar destinado a los niños; por eso, aunque tradicionalmente se acompaña de un huevo duro con el tiempo este se ha venido sustituyendo por un huevo de chocolate, ¿qué es mejor?
Podeis encontrar la receta AQUÍ
Hay muchos huevos famosos. Está el huevo de Colón, los huevos de Fabergé, el archiconocido manda huevos de Federico Trillo, los huevos rotos de Lucio o los huevocartoon. Pero ahora, si hay unos huevos importantes, unos que son objeto de disputa, esos son los huevos de la mona de Pascua.
La mona es un dulce típico de Valencia y otras colindantes, que se elabora en semana santa  junto con los tradicionales pan quemaos y coques de panses i nous (cocas de pasas y nueces).

¡QUE COMIENCE LA DISPUTA!

SONIA - HUEVO DURO

Cuando eras pequeño, sabías que se acercaba la Pascua porque el recreo del colegio y los parques se llenaban de niños con combas cantando el "cocherito lerelé". Era un fenómeno inexplicable porque las cuerdas para saltar sólo aparecían en esa época y se esfumaban al terminar la Semana Santa. Lo mismo pasaba con las monas de Pascua. Salías a comerte la mona con tu cuerda bajo el brazo y lo único que deseabas era llegar, coger el huevo duro y buscar a alguien para estampárselo en la frente. Porque, amigos, el huevo duro se rompía así, siguiendo un método estricto que consistía en buscar a tu presa, levantarle el flequillo (si lo tenía), echar el brazo hacia atrás para coger impulso, hacer un amago de estamparlo y ver cómo cerraba los ojos con fuerza, ver su cara de asombro al ver que no se lo habías estampado y en ese momento de distracción: ¡zas en toda la frente! Después se repetía el proceso, pero contigo como víctima. 

Aún hoy sigo encontrando placer en estampar un huevo duro en la frente de alguien. Además que la combinación de mona con huevo es exquisita, digna de cualquier gurmé. Con el tiempo, he ido observando cómo desaparecían los huevos duros de las monas y lo difícil que es hoy en día encontrarlos. La última vez tuve que pedir expresamente que me reservaran una con huevo duro y mi asombro al ver que era un huevo duro tal cual, sin rastro de pintura, de color. ¿Cómo va a querer un niño un huevo duro con color de huevo duro? Normal que prefiera el kinder, que por lo menos lleva sorpresa. Antaño todos los huevos eran de colorines y lo más bonito era ver cómo esos colores se te quedaban pintados en la frente junto con algún anisete. 

Dicen que los jóvenes de hoy en día están perdiendo los valores esenciales y puedo afirmar que el cambio de huevo duro a huevo kinder ha influido en este hecho. ¿Cómo? Los niños actuales se comen la mona esperando una sorpresa, un juguete, es decir, sólo se comen la mona porque lleva un regalo con envoltura de chocolate (para más inri). ¡Qué valores son esos! Los niños de antaño disfrutaban con su mona por el mero hecho de ser Pascua, de estampar inocentemente el huevo duro fomentando así la cofraternización.

¡No dejemos que el chocolate nos confunda! ¡No deje que los jóvenes del huevo kinder dominen el mundo! ¡Exijan su huevo duro coloreado en la mona!


SILVIA- HUEVO DE CHOCOLATE

En el principio de los tiempos, cuando eran los padrinos los que te traían la mona al campo donde estabas de torrá (ni barbacoa ni nada, aquí se llama torrá) la mona de huevo duro consituía una merendola en toda regla. Una merienda 'deconstruída' casi, al estilo de la cocina de vanguardia ya que tenías tu pan dulce en una mano, el huevo duro en la otra y tu madre dándote longaniza de Pascua a espuertas. Una merienda salada riquísima, hay que reconocerlo. Pero, ¿ahora? ahora, paulatinamente, los adornos de chocolate que antaño se reducían a un par de bolitas junto con el pollito de turno (adoraba esos pollitos) han ido ganando terreno (¡¿cómo resistirse?!), primero se asediaron los alrededores a base de añadir más y más figuras de chocolate a la superficie y finalmente se conquistó ¡el castillo!, digo ¡el huevo! que fué sustituido por una réplica chocolateada, ¡ñam! Pero ese no fue el final pues en algunas arriesgadas confiterías, incluso el pan, la mona mona, ha sido conquistada por el chocolate convirtiéndose en una figuración hecha, completamente de dulces piezas de bombón.
Hasta yo reconozco que eso pierde por completo la esencia de la mona de Pascua, pero lo del huevo de chocolate es una dulce transición a mejor
Lo que antes era una merienda salada se convierte en una bien dulce lo cual tiene bastante más sentido y es mucho más divertido. El pan de la mona y el chocolate están hechos el uno para otro. Además, con un poco de suerte, el huevo de chocolate lleva un juguete. Eso es ya algo bueno para los niños pero, ¿y para los mayores que nos compramos las monas a hurtadillas diciendo que son para nuestros sobris aunque no tengamos ni hermanos? ¡es un plus de felicidad! "venía con la mona" es la mejor excusa para comerte un huevo kinder a los 30.
Por eso, reivindico la mona de huevo de chocolate, porque lo dulce llama a lo dulce, porque el chocolate siempre gana y porque, ¡me encanta!
 


domingo, 13 de abril de 2014

Paella en la maleta

6 de la mañana, cola, embarque, buscar sitio, dejar maleta, sentarse, abrocharse el cinturón, sueñecito, niño llorando, sueñecito, cambio de postura, sueñecito, 8 de la mañana, media hora para aterrizar, revista de la compañía aérea… ¡Uy! Artículo sobre “The real Paella”.
the real paella.jpg
Revista de Wizzair Abril-Mayo
 Lo más sorprendente es que el artículo está bastante bien, habla sobre la cuna del arroz: Sueca, de la terreta, de la “paella valenciana”, la diferencia con los otros tipos de paellas, aparecen algunos cocineros reconocidos como Ricard Camarena. Así que era inevitable que me tocara la fibra sensible.

Somos valencianas y, por supuesto, la paella es sagrada. Nunca o casi nunca solemos comer paella fuera de casa, ¿por qué? Porque nunca cumple con las expectativas, nunca está como la hace tu madre, tu abuela o tu tío. Ni siquiera en Valencia; mejor ni hablamos si es fuera de la Comunidad Valenciana: un rotundo NO. Y si ya viajas al extranjero, NI HABLAR. En el extranjero y en muchos lugares de España se entiende la paella como “arroz con cosas” y, claro, no hay nada más típico español que el chorizo, ergo, la paella lleva chorizo de toda la vida. No solo la paella, cualquier plato español que se precie llevará chorizo, por lo menos en el extranjero. (véase el siguiente artículo de El Comidista)  No sólo eso, sino que te entra un sofoco al ver cosas como estas en los supermercados: 
Producto real de Carrefour en Rumanía
Y para colmo, sobre todo en tu más tierna infancia, debes enfrentarte en todos los bautizos y comuniones al llamado “Menú niños” que, sin lugar a dudas, lleva como plato principal: paella. ¿Deliciosa? Podrías utilizar los granos de arroz como balas para asesinar al cocinero.

Seguramente estaréis pensando que los valencianos son unos exagerados con su paella valenciana de las narices y que no es para tanto. ¡Pues sí que es para tanto! Se nos acelera el pulso cuando vemos en una pizarra de restaurante “paella” pensando en la aberración que estarán cometiendo en su nombre. Utilizan su nombre en vano en la mayoría de cartas y ¡ármate de valor si ves a alguien removiendo el arroz durante la cocción! Además, la mayoría de valencianos nos vemos en la necesidad de opinar siempre sobre este tema, aunque en tu puta vida de mono hayas hecho una paella (no cuenta aquella que hiciste con tus amigotes en las fiestas del “poble” alcoholizado hasta las trancas). Si encima vives en el extranjero, tienes que ir desmintiendo que “eso” que venden ¡no-es-pa-e-lla!

Por lo tanto no es raro que ante esta situación aparezcan iniciativas como la de Wikipaella con la intención de difundir y dignificar a la auténtica paella, cuyo manifiesto comulgamos y aplaudimos. Esta wiki pretende aglutinar las diferentes paellas valencianas que se hacen a lo ancho y largo de la Comunidad Valenciana mediante la aportación de recetas, ya sean de particulares o restaurantes. En su página se pueden consultar los resultados de las estadísticas extraídas de las recetas que se han subido, sabiendo así cuáles son los ingredientes más frecuentes y aquellos peculiares de determinada zona de la comunidad. También os sugerimos que visiteis los divertidos 15 pasos para comer una paella “com déu mana” que aparece en su blog (tema no menos controvertido).

Así que, después de casi tres años fuera de España, cuatro meses desde la última vez que estuve en casa, cuatro meses sin probar una paella, dos meses hasta que pruebe la siguiente (de mi madre, por supuesto), sin lugar a dudas me metería una paella en la maleta (pero valenciana que conste).

Por último, la pregunta del millón: ¿Son capaces las gurmés valencianas de hacer una paella valenciana como la terreta “mana”? PASAPALABRA