lunes, 31 de marzo de 2014

En nuestro buzón, el delantal de canal cocina



¡Rápido como una receta de Julius!  
¡ya está aquí nuestro delantal de Canal Cocina!


¿Quedaremos imbuidas por  el espíritu de los grandes chefs del huevo frito? Eso no lo sabemos, de lo que sí estamos seguras es que, nada más calzarse una el delantal, le entran ganas de retrasmitir la receta que tiene entre manos. 


 Y así, disfrutando de nuestro nuevo atuendo cocinero, nos despedimos hasta la próxima donde, lo prometido es deuda, volveremos con la secuela de “Los Fogones nos calientan” bajo el título “Especial primavera a mi abuela altera”

martes, 25 de marzo de 2014

Especial primavera los fogones nos calientan: Los 5 cocineros por los que perdemos el delantal






http://img02.lavanguardia.com/2014/03/20/Jordi-Cruz-en-la-portada-de-Me_54403876723_54374916805_576_694.jpg
Especialidad de la casa: tableta de chocolate


Estábamos tranquilamente con nuestro paisaje bucólico de fondo: marzo, florecitas, hierba verde, sol, niños cantando, primavera… cuando de repente cayó en nuestras manos (más bien, ojos) esta portada de Men’s Health:

¡Jordi Cruz de Masterchef to’ buenorro! ¡Sí, chef!
Fue en este momento cuando nos vino la inspiración y decidimos hacer un “Especial primavera los fogones nos calientan” con los cinco cocineros que nos alteran, calientan, que tienen “un no sé qué que qué sé yo” que nos encanta.






¡Ay, omá! Lo que escondía bajo el traje
Jordi Cruz, 35 años. Trabaja en ABaC Restaurant & Hotel (Barcelona). Lo conocimos en Masterchef. Nos conquista por su apariencia de niño bueno, buen tío y su exigencia, (ahora, además, por su tableta de chocolate). Comentario soez: “Te comíamos hasta las esferificaciones”
Dientes, dientes, que eso es lo que les jode
Antonio Canales, 35 años. Trabaja en Finca Fuente Pizarro (Madrid). Lo conocimos en Top Chef. Nos conquista por su sonrisa “profidén”, su simpatía, su tranquilidad y su buen rollo en la cocina. Comentario soez: “Tú cocina en los fuegos, que nosotras ya limpiamos los bajos”

El dr. House de los fogones

Sergi Arola, 45 años. Trabaja en Hotel Arts (Barcelona), Sergi Arola Gastro (Madrid). Lo conocimos en Esta cocina es un infierno.  Nos conquista por ser el “enf ant terrible” de la cocina, por su punto canalla, su apariencia de rebelde y su mala leche. Comentario soez: “Nos pone brava, la patata” (en homenaje a sus patatas bravas).
22 minutos y los que quieras, querido
Julius Bienert, 35 años. Trabaja en Canal Cocina. Lo conocimos en 22 minutos. Nos conquista por su campechanía cuando cocina, su toque gamberro y su rapidez (esperemos que sea solo en los fuegos). Comentario soez: “Si en 22 minutos hace la comida, ¡qué comida nos hará en una hora!”

Déjame que te acaricie el XOXO
David Muñoz, 34 años. Trabaja en DiverXO y StreetXO (Madrid). Lo conocimos en cultura gastronómica que tiene una (no iba a ser todo tele). Nos conquista por su innovación y su rollo rockero y picantón. Comentario soez:“Vente a diverXirte con nosotras para fusionarnos y crear la cuarta estrella michelín”.

Bon appétit de primavera: “No calientes el horno si no vas a meter el pan”

Próximamente: Especial primavera a mi abuela altera


lunes, 17 de marzo de 2014

Oda a Canal Cocina

¿Os preguntaréis a qué viene tanto peloteo al Canal Cocina? No, no nos han llamado para hacer un nuevo programa, tampoco vamos a salir en Blogueros cocineros, simplemente hemos ganado un delantal por twittear una foto del programa Hoy cocina en el alcade cuando estuvo en la población de Sueca (Valencia). En este enlace podéis ver nuestra súper foto ganadora.
Os parecerá una tontería, pero a nosotras nos alegró el día ganar el delantal del huevo frito, ya que somos súper “fanses” del canal. Además, tenemos que agradecer la colaboración de nuestra reportera freelance (véase madre cargada con móvil enviándonos por wasap el acontecimiento del “poble”), verdadera merecedora del premio. 

¡Si nos ha hecho ilusión esto, imaginad cuando lo recibamos y hagamos el especial “apertura del premio”!

domingo, 9 de marzo de 2014

Enigmas del chocolate

Pongámonos en antecedentes: hace un tiempo compré, por consejo de una amiga, una "Tarta de Chocolate instantánea" de una marca conocida. El paquete incluía los ingredientes secos del bizcocho de chocolate y un sobre con bolitas de chocolate de la misma marca para derretir y usar como cobertura. . Una vez hice el bizcocho (dicho sea de paso, no era nada del otro mundo) decidí dejarlo sin cobertura y guardar el sobrecito con las perlitas de chocolate para otra ocasión. Y ahí seguía cuando el otro día me acordé de ellos mientras hacía una tarta casera de chocolate...
La tarta tenía una base de bizcocho, el típico de yogur con la receta de los vasitos (ya sabeis, 2 huevos, 1 yogur y luego con el vasito del yogur 1 medida de aceite, 2 de azúcar y 3 de harina y 1/2 sobre de levadura y 1/2 de gasificante. Lo metemos en el horno a 200º y en media hora tenemos un bizcocho riquísimo para merendar). Recordé entonces el sobre de chocolate y decidí hacerle una cobertura. En el paquete se leída que el mismo podía fundir bien al baño maría bien al microondas y yo, por ahorrarme tiempo, elegí la segunda opción, ¡madre del amor hermoso! ¡en qué mala hora!
Coloqué las perlitas en un cuenco de cristal y programé el microondas unos 20 segundos. No había pasado ni cinco cuando empezaron a salir unos rayos violetas desde la pared del aparato hacia el chocolate que me dejaron patidifusa. Apagué inmediatamente y abrí la portezuela. La pestuncia a quemado era importante. Mientras abría las ventanas para eliminar las pruebas del delito puse en práctica el método científico y aislé las variables, bien el causante era el cuenco, bien lo era el chocolate. Pero primero había que comprobar que el  microondas seguía vivo para lo cual llené un vaso con agua y lo accioné dejando un dedo sobre el botón de apagado, eso sí, protegida con mis manoplas de cocina. Nada. Agua calentita, ni un rayo ni medio. Pensando que probablemente el cuenco estaba pintado con pintura metálica cambié el chocolate a un vaso de cristal y repetí la operación. Rayos de nuevo, piernas para qué os quiero, ¡apaga! ¡ahora sí que me he cargado el microondas!  Si el cuenco no era el causante, ¿podría serlo el chocolate?
Mientras derretía el dichoso chocolate al baño maría  (ya no tenía ánimos para intentarlo con el micro por tercera vez) recordé un episodio de CSI en el que un tipo moría envenenado por metales pesados debido a su alta ingesta de chocolatinas Ciertamente el cacao puede ser susceptible de contener trazas de metales y por eso no conviene abusar de él, pero ¿podría ser esta  la causa de la fiesta discotequera en mi cocina? o, tal vez al abrir el sobre una esquirla de aluminio cayó dentro del chocolate y fue eso lo que provocó el desaguisado? si fue así yo no lo vi. Me quedo con la duda, ¿os ha pasado alguna vez? en cualquier caso la tarta salió muy buena y el chocolate estaba de rechupete. ¡Misterios de la cocina!

domingo, 2 de marzo de 2014

Enfrentamiento gambitero



El mundo se divide en personas que chupan las cabezas de las gambas y en las que no lo hacen. Nosotras nos encontramos en el primer grupo. Somos defensoras a ultranza del chupeteo gambitero, ¡a succionar gambas se ha dicho! Sin embargo, tenemos discrepancias en cuanto al modo de degustar este maravilloso crustáceo.

Todo empezó esta Navidad, nos encontrábamos en la mesa la una frente a la otra; habían empezado a aterrizar las gambas en nuestros platos y nos pusimos manos a la obra. De repente, levantamos nuestras cabezas, nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos atónitas.

¿Por qué una se comía las gambas con las manos cual hombre de Cromagnon y la otra utilizaba los cubiertos a lo Carmen Lomana?

A FAVOR DE LA GAMBA CROMAGNON

 Sonia

Empecé a comer marisco rodeada de mi familia, todos me instaban a que chupara la cabeza de las gambas, ¡y vaya que si lo hice!, desde entonces no he parado. El marisco lo degustaba en casa o en los restaurantes, pero estuviera donde estuviera las gambas se comían con las manos, había que ensuciárselas e incluso relamer los dedos una vez se hubiera terminado. Los restaurantes bien saben que hay que mancharse los dedos para comérselas, de ahí que te sirvan esas maravillosas toallitas con aroma de limón, que lo mismo te sirven para limpiarte las manos que las gafas. ¿Para qué iban a poner dichas toallitas si se esperara por parte del comensal que se comiera los crustáceos con cuchillo y tenedor? ¿Para qué iban a gastar miles de millones en sobrecitos al limón? Además, comer con las manos ayuda a mantener a raya al Dexter que llevamos dentro. Primero, le quitamos la cabeza, sin contemplaciones, vemos como su sangre chorrea por nuestros dedos y disfrutamos con su succión. Después, pasamos a arrancarle su coraza, su defensa, poco a poco, incluso se venga pinchándonos en los dedos con su armadura, y disfrutamos del despiece de extremidades. Finalmente, abrimos la boca y nos metemos el cuerpecillo inerte y saboreamos su jugosidad. Inmediatamente estamos dispuestos a elegir a nuestra próxima víctima, cuando aún el cuerpo caliente de su compañera está en nuestro paladar. ¿Qué pasaría si no pudiéramos volver la vista a nuestros antepasados y comportarnos como hombres de Cromagnon al comernos las gambas? Tal vez tú serías la próxima víctima...

A FAVOR DE LA GAMBA LOMANA 
Silvia
Chupar la cabezas de las gambas es una delicia. Sin embargo disfrutar de este manjar no implica lanzarse cual zombie hambriento a succionar masa encefálica como si no hubiera mañana. ¡No hay nada más desagradable que el olor a pescadería que se te queda después en las manos! no importa cuántas toallitas de limón uses. Además, reconozcámoslo, hay algunas situaciones en las que tenemos que contener al cromagnon que llevamos dentro y para mantener la elegancia no hay que renunciar al marisco, hay una alternativa: ¡come las gambas con cubiertos!. Primero trincha el cuerpo y secciona, cual cirujano en su tercer año de MIR, la cabeza y las patitas. Degusta el sabor de la carne jugosa justo ante de rebañar el interior de la cabeza con el cuchillo. El disfrute gambitero no está reñido con el glamour así que recuerda: 

Be cute, use cutlery.