domingo, 2 de febrero de 2014

Pesadilla en la cocina

El lunes arrancó la tercera temporada de:
La mecánica del programa, para los que no lo hayan visto, es sencilla:
 1) Restaurante en apuros llama a Chicote para que les ayude a mejorar. Incomprensiblemente no tienen clientes (¿por qué será? no se lo explica naaaaadie) y acumulan deudas (¿y esto en pesetas cuánto es? muchascientas, señora, muchascientas).
2) LLega Chicote y, como mandan los cánones, se sienta a comer. Entonces comienza el fenómeno ‘corrala’ (eso sí que es marca España y lo demás son tonterías). Chicote recurre a los y las camareras para chismorrear contrastar información y se entera de lo que se cuece (literal y metafóricamente) en las cocinas del restaurante.  Este impass de “pues resulta que…”, “Ui!, a tí te dirán misa pero….” nos demuestra que Chichote además de chef es un cotilla consumado.
3) Chicote pide algo de comer e indefectiblemente la comida es una mierda. Materia prima de bajísima calidad, alimentos pasados (no, señor Arias Cañete, no es lo mismo comerse un yogur que caducó ayer que una mahonesa que venció hace mes y medio), presentaciones surrealistas… Vamos la Flipación Gastronómica (FG a partir de ahora) en su estado puro. Chicote se lo pasa pipa desmenuzando y olisqueando con cara de asco Pero no se lo pasa tan bien cuando llega la hora de  probar las “delicatessen” (esperemos que tenga un plus de peligrosidad).
4) Después de haber mal-comido, Chicote irrumpe en la cocina y después de echar una bronca del copón a todos los “profesionales” que siguen defendiendo lo indefendible, los pone en evidencia sacando suciedad (de tantos años que podría hacerse un estudio geológico por capas) y desvalijando las neveras, copadas de alimentos tan pasados que saludan a Chicote y le piden un piti cuando abre la puerta.
5) Chicote hace méritos para ganarse sus alas porque a continuación viene cuando los dueños (que hasta el momento sabemos que son guarros, malgastadores, tiranos con sus empleados (de esto nos enteramos en la fase 2) y un peligro para la salud pública) se ponen en su versión más digna a defender su negocio. Y digo yo, si tan bueno eres y tan bien lo haces todo, ¿Para qué llamas a Chicote? En fin, Chicote no discute, solo les invita a hacer ‘lo que hacen siempre’ mientras él les observa. Esta es la versión chicotera del: “Voy a dejar que te estrelles” de cualquier padre. Obviamente el servicio es de pena, aunque Chicote se enfada un montón (siempre. A este hombre un día le va a dar algo) por dentro seguro que se está partiendo pensando “te lo dije”.
6) Chicote se ata el mandil (fashion de la muerte, diseño de Agatha Ruiz de la Prada) y pone orden en la cocina, limpia el local, alecciona al personal, introduce una receta chicotera estrella y redecora el sitio (que por regla general pasa de cutrísimo absoluto a más moderno que el viento con mostacho). En esta parte también se da un toque sentimental al asunto con unos minutos dedicados a darle unas lecciones de autoayuda y coaching a los dueños de los restaurantes (un guantazo tampoco les vendría mal a algunos, pero eso ya es otra historia).
7) Arranca un nuevo servicio que, aunque tengan algún problemilla (Chicote no es perfecto) en general marcha como la seda y después de montones de besos, arrumacos, alguna que otra lagrimilla y también alguna colleja, el chef se va de allí con la satisfacción del trabajo bien hecho.



Esperamos con ansia un capítulo en el que Chicote vuelva a los restaurantes para ver ‘cómo van las cosas’. Quizá es que no tenemos mucha confianza en el género humano, pero a nosotras esto de que en tres días la gente cambie… puedes cambiar la carta y el color de las paredes pero la cabra tira al monte, la suciedad vuelve a acumularse y apostamos a que la mayoría de los restaurantes quiebran, antes o después, como estaba previsto. Pero mientras tanto, nosotras seguimos abonadas los lunes a Chicote :)

2 comentarios:

  1. Pues eso mismo pensé yo la anterior edición que en tres días por intensos que sean, no se cambia un restaurante, si la gente sigue siendo la misma, y la comida es una porquería por más que les cambies la carta, los cocineros seguiran cocinando igual de mal nooooo, ¿o es que en tres días hacen un master del copon.?

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    1. A ver si emiten pronto esa vuelta a los restaurantes y vemos por fin si Chicote es Lourdes o confirmamos nuestras sospechas.

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